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(1978) Mi vecino de arriba






Como disco promocional, se editó en vinilo, su primer single de 7", en el que publicó las canciones con las que se empezaría a conocer...

Estas canciones se incluirán también , además de en el primer LP "inventario", en otras recopilaciones  posteriores

Comentario de Joaquín Sabina sobre la canción "mi vecino de arriba":

"... a pesar de las similitudes con la realidad que refleja la canción de Sabina, mi querido don Quijote nunca me verá en el ascensor magreando a su hija.

Primero, porque ella no aceptaría, ya que no soy rico. Y segundo, porque no tengo estómago suficiente.

A la extrema infelicidad, a la penosa amargura que le lleva a hacerle la vida imposible a sus vecinos, incluso minando la salud de gente mayor; al cutrerío recalcitrante y a la poca monta general que destila por todos los poros de una piel acartonada por la mala leche, le puedes poner las gotas de Chanel que quieras y añadirle las horas de solarium que te dé la gana, que no consiguen dejar de evidenciar un lamentable vacío personal que, si no fuera porque tengo que padecerte, me daría auténtica lástima, algo que es extensible al resto de la prole.

Enhorabuena, porque esos aires de superioridad, ese aparentar una clase que no tienes y esa vida de neorrico al volante de un Renault 9 por fin ha dado sus frutos y ya has conseguido emparentarte por todo lo alto con alguien que pague las facturas, que era lo que, en definitiva, deseabas, aunque sea un objetivo muy pobre...."

Y en cuanto a la otra canción de la cara B "Tratado de impaciencia número 10", de este single, Joaquín Sabina comenta en su página web oficial lo siguiente: “Ahora me alegro del plantón que me dió aquella chica. Si hubiera venido no existiría esta canción que sólo quería se una venganza. También es, para mí, la única de “Inventario” (mi primer disco) que sigo cantando sin vergüenza.”


Mi vecino de arriba

Mi vecino de arriba
es un fulano de tal.
Es un señor muy calvo,
muy serio y muy formal
que va a misa el domingo
y fiestas de guardar
que es una unidad de destino
en lo universal,
que busca en esta vida
respetabilidad,
que predica a sus hijos
responsabilidad.
y llama libertinaje
a la libertad.

Ha conseguido todo
menos felicidad.
Mi vecino de arriba
hizo la guerra y no
va a consentir que opine
a quien no la ganó.

Mi vecino es un recto
caballero español,
que siempre habla ex cátedra
y siempre sin razón.

Mi vecino de arriba
es el lobo feroz,
que va el domingo al fútbol
y ve televisión,
que engorda veinte kilos
si le llaman señor,
que pinta en las paredes:
"rojos al paredón".

Al vecino de arriba
le revienta que yo
deje crecer mi barba
y cante mi canción.

Mi vecino de arriba
es más hombre que yo,
dice que soy un golfo
y que soy maricón.

Mi vecino de arriba
se lo pasa fatal
y que yo me divierta
no puede soportar,
cuando me mira siente
ganas de vomitar;
si yo fuera su hijo
me pondría a cavar.

Mi vecino de arriba
en la barra del bar,
cuando se habla de sexo
dice que es Superman,
es una pena que su mujer
no opine igual.

De sexo, las mujeres
no debían de opinar.
Mi vecino de arriba
un día me pescó
magreando a su hija
dentro del ascensor.

Del trabajo volvía
cuando reconoció
la voz que me decía:
"quítate el pantalón".

Aún estoy corriendo,
no quiero ni pensar
lo que habría sucedido
si me llega a alcanzar.

Como hay niños delante
no les puedo contar
lo que con su cuchillo
me quería cortar.

Me he cambiado de casa,
de nacionalidad,
pero, a pesar de todo,
todo ha seguido igual;
los vecinos de arriba
inundan la ciudad,
si tu vives abajo,
no te dejan en paz.



Tratado de impaciencia número 10

Aquella noche no llovió,

ni apareciste disculpándote,
diciendo, mientras te sentabas,
“perdóname si llego tarde”.
No me abrumaste con preguntas,
ni yo traté de impresionarte
contando tontas aventuras,
falsas historias de viaje.
Ni deambulamos por el barrio
buscando algún tugurio abierto,
ni te besé cuando la luna
me sugirió que era el momento.
Tampoco fuimos a bailar,
ni tembló un pájaro en tu pecho
cuando mi boca fue pasando
de las palabras a los hechos.
Y no acabamos en la cama,
que es donde acaban estas cosas,
ardiendo juntos en la hoguera
de piel, sudor, saliva y sombra.
Así que no andes lamentando
lo que pudo pasar y no pasó.
Aquella noche que fallaste,
tampoco fui a la cita yo


 





 
...

@Tras las huellas de Sabina


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