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Naranjo en flor -(2009)



  BANDA SONORA de Joaquín Sabina
película  
"NARANJO EN FLOR" (2009)



En la película NARANJO EN FLOR participó en su banda sonora Joaquín Sabina, junto con otras canciones de María Jimenez, Roberto Goyeneche y Chavela Vargas.

Se estrenó en el 2009, el personaje principal se llama "EL SABINA" .

Este hombre, de origen vasco y apodado “El Sabina”, por su devoción hacia el conocido cantante que lleva dicho apellido, es un ser derecho y duro con el cual Malena comenzará una apasionada y transgresora relación cuyo final será inesperado para todos....

Naranjo en flor es una película interesante y muy estimable en su conjunto, muy digna de no caer en ese olvido que afecta a buena parte del cine español.


Un olvido bien fácil de explicar: demasiadas veces, nuestro cine parece no existir porque tampoco sabemos que se estrena. Falta la promoción de las obras, que es, justamente, el detalle donde hay que hacer especial hincapié.

Por otro lado, hablar de cine español supone para bastantes críticos un reto: hay quien lo evita y algunos intentamos acercarnos a él como parte de una producción que el espectador asiduo cataloga como marginal. No voy a entrar en los problemas de fondo que motivan esta reacción. Ya he escrito sobre ellos abundantemente en esta misma revista.

En este contexto, el director de Naranjo en flor, Antonio González-Vigil supondrá una novedad para la inmensa mayoría. Sin embargo, los que ya tenemos algunos años nos acordamos de aquella producción que este cineasta puso en marcha para TVE: Delirios de amor (1990), fruto de un largometraje del mismo nombre producido cuatro años antes.

En aquella serie, González-Vigil reunió a directores como Iván Zulueta, Félix Rotaeta, Imanol Arias, Luis Eduardo Aute y Emma Cohen.

Desde hace mucho tiempo, el director de Naranjo en flor viene enfrentándose a políticas administrativas que considera parciales y subjetivas, de las que dice ser uno de los permanentes perjudicados.

Después de dedicarle más de cinco años, consigue proyectar en las pantallas españolas esta nueva película, estrenada con escasa repercusión pero merecedora de mejor suerte.

Pese a que los años me van dando argumentos para esperar pocas sorpresas, especialmente en el cine patrio, Naranjo en flor fue una sorpresa para mí.

Rodada en coproducción con Argentina, el largometraje presenta ingredientes reconocibles en otras películas recientes de ese país. Su tempo es el idóneo: la trama, marcada por la casualidad de un crimen, se adueña del espectador lentamente, sin agobios.

Lo importante, en este caso, no es tanto el hecho narrado como los personajes: sus reacciones, los vínculos que les unen...

Ternuras y angustias, emociones y desengaños: las relaciones van tejiendo una malla que crece a la par que cada uno de esos personajes experimenta nuevos encuentros, ocasionales o buscados.

El desenlace no es el previsible, porque esas vivencias no son lo que parecen. Hay engaño, o mejor dicho: autoengaño.

Malena, la psicoanalista que protagoniza el relato, necesita encontrarse consigo misma. Carlos, “El Sabina”, no puede dejar de ser el siniestro y bohemio policía –eterno aspirante a un mejor puesto en el cuerpo– a quien tampoco le convence su estilo de vida.

El encuentro de ambos les lleva a explorar las profundidades de su alma, reconociendo por el camino su egoísmo y su soledad.

Son parte de una ciudad, Buenos Aires, y viven pendientes del diván del psicoanalista, pero también respiran el aire que circula por las calles o en la sala de baile, donde cobran fuerza el sonido del bandoneón y el movimiento de piernas que se entrecruzan a su ritmo.

Como se dice en “Naranjo en flor”, el tango de Homero y Virgilio Expósito: “Primero hay que saber sufrir, después amar, después partir y, al fin, andar sin pensamientos…”.

sí caminan los personajes de Naranjo en flor, asumiendo lo que también dice Joaquín Sabina cuando canta aquello de: “Yo no quiero un amor civilizado… Yo no quiero cargar con tus maletas… Yo no quiero calor de invernadero… Yo no quiero saber por qué lo hiciste.”

Son personajes, en definitiva, que gastan la vida buscándose a sí mismos.

Encontramos los valores de la película en la continuidad eficaz del relato –guiado por una voz en off, a través de la que profundizamos en el personaje de Malena–, en la aplicación de la elipsis y la síntesis, en la evolución de los personajes y su reflejo en esos espejos que confunden, en el callejeo urbano que permite descubrir a la ciudad, a sus habitantes y a uno mismo… Y todo ello atrapado en imágenes duras, crudas –una apuesta fotográfica muy interesante de F. Juárez-, imágenes que proyectan a cada instante vida en estado puro

Además es muy curioso que el protagonista hable con "frases de Joaquín Sabina". @Victor Alfaro



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@Tras las huellas de Sabina

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