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(2000) Calle melancolía




A pesar de ser uno de los primeros discos de su carrera, en este álbum Editado por COLUMBIA, Sabina nos entrega uno de sus más grandes himnos, Calle Melancolía, canción hermosa que es incluida también otros disco como “Nos sobran los motivos” y otras recopilaciones posteriores.

Este disco es clasico en el sentido estricto y textual de la palabra. Es la muestra de los origenes de Sabina, cantando canciones con una sola guitarra, y con letras de trovador que van desde la reflexion poetica de "Calle melancolia" y "Gulliver" hasta el famoso "pisa el acelerador". Se le nota que tiene ganas de cantar de todo, y se atreve con varios ritmos. Es una joya de la discografía española que merece la pena por su valor histórico y de referencia, sobre todo porque sigue siendo tan fresco como entonces. Tiene sobre tod, eso que titula en su portada… “melancolía”.

Como quien viaja a lomos de una yegua sombría por la ciudad camino, ... y em esa calle con la que titula Joaquín Sabina este disco, suena y sueña a oportunidades, unas tomadas, otras perdidas, otras ignoradas, otras rechazadas…. cuantas han pasado delante de nosotros?, que hemos hecho con cada una de ellas?, donde están ahora?,… siempre habrá un amigo, un conocido, una referencia, una vivencia,… que cuando vuelves por ese entorno, por esa calle una sola vía… te entra y te enreda la melancolía…. Pero no hay regreso. Sin embargo el recuerdo lo tenemos para algo. Gracias Sabina por esta canción “Calle Melancolía”….

calle Melancolía
Como quien viaja a lomos de una yegua sombría,
por la ciudad camino, no preguntéis adónde.
Busco acaso un encuentro que me ilumine el día,
y no hallo más que puertas que niegan lo que esconden.
Las chimeneas vierten su vómito de humo
a un cielo cada vez más lejano y más alto.
Por las paredes ocres se desparrama el zumo
de una fruta de sangre crecida en el asfalto.
Ya el campo estará verde, debe ser Primavera,
cruza por mi mirada un tren interminable,
el barrio donde habito no es ninguna pradera,
desolado paisaje de antenas y de cables.
Vivo en el número siete, calle Melancolía.
Quiero mudarme hace años al barrio de la alegría.
Pero siempre que lo intento ha salido ya el tranvía
y en la escalera me siento a silbar mi melodía.
Como quien viaja a bordo de un barco enloquecido,
que viene de la noche y va a ninguna parte,
así mis pies descienden la cuesta del olvido,
fatigados de tanto andar sin encontrarte.
Luego, de vuelta a casa, enciendo un cigarrillo,
ordeno mis papeles, resuelvo un crucigrama;
me enfado con las sombras que pueblan los pasillos
y me abrazo a la ausencia que dejas en mi cama.
Trepo por tu recuerdo como una enredadera
que no encuentra ventanas donde agarrarse, soy
esa absurda epidemia que sufren las aceras,
si quieres encontrarme, ya sabes dónde estoy.
Vivo en el número siete, calle Melancolía.
Quiero mudarme hace años al barrio de la alegría.
Pero siempre que lo intento ha salido ya el tranvía
y en la escalera me siento a silbar mi melodía

(Joaquín Sabina)



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@Tras las huellas de Sabina





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