Denle al lector recién desembarcado
sano en tal puerto el Nobel en agallas;
o cierto es que esta playa me ha salvado
la vida que perdí en otras batallas.
Cuajé novillos, orillé la escuela,
defraudé tanto al santo sacramento
que, a punto de firmar la última esquela,
me sabe el paladar a testamento.
La carne se hizo verbo transitivo,
la semántica impúdica alambrada
que separa a Hill Gates del rey de Orce.
¿Mi lema? No me queman luego escribo,
mi tormento el acento y mi coartada
estos ciento volando de catorce
@Joaquín Sabina
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