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Con pepitas de oro



 


 
Vencido sin honor en más combates
que Aureliano, el menor de los Buendía,
harto de biselarle escaparates
a los charlones de la hipocresía,

hastiado del servil dime y direte
de los que matan por calmar el flato,
tiré, por el desagüe del retrete,
los títulos, la pompa y el boato

Y, tarde, á la recherche du temps perdido,
partí, otra vez en dirección contraria
de los que están de vuelta y nunca han ido.

No me vais a creer, pero el tesoro
enterrado en la isla barataria era silencio con pepitas de otro.

@Joaquín Sabina
 
   

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