publicidad

Pongamos que hablo del ferrocarril


... Esto podía haber sido una entrevista... pero Joaquín Sabina, según prescripción médica, debe cuidar un poco la voz; por su propio bien y el de sus miles de fans.

...Además (contaba en TVE a Pedro Ruiz) a él no le gustan las interviús: "se las manipulan y algunos periodistas cometen incluso faltas de ‘hortografía’, ¿vale? "

Pues prepararos para tomar un billete de ida y vuelta, con un poco de paciencia ... y sentaros cómodamente en vuestro vagón de invitados, ya que vais a recorrer a través de este apartado,  algunos de los senderos que esos trenes, amigos de Sabina, han traqueteado por el alma de muchos viajeros... y además dando forma a sus versos...

... Tratándose de trenes... y con algunos años a cuestas , una de las cosas con la que coincide a pleno,  entre el mundo de los trenes y el mundo de Joaquín Sabina, es precisamente "el humo".

... Sabina parece una locomotora, dejando navegar a cada paso, contínuamente, el humo de sus interminables pitillos, formando nubes de algodón... Seguro que esa musa lo ha acompañado en muchos de sus poemas... ( o al menos, el tufillo).

... Otro de sus horizontes de Sabina,  permanentes, ...son  las piernas, los culos, las sonrisas... de todas las mujeres... y esas todas esas musas, sí que están para Sabina como "una locomotora".... y además, a él, también le ponían, nada más olerlas,  " como a un tren" )...

... Por tanto, no es solo un punto de encuentro, sino que son muchos los puntos en común entre el mundo ferroviario y el mundo de este genial artista y poeta, que es Joaquín Sabina..


*** Tratándose del bardo de Úbeda, cantor de guardia en Madrid, “pongamos que hablo de ferrocarril”.

Para ello basta con pasar las páginas de su cancionero completo "Con buena letra" (Ed. Temas de Hoy, 2002), donde lo difícil es encontrar una pieza que no se refiera al tren, de una u otra manera.

Porque Sabina mete trenes hasta en las coplas que repentiza en sus comparecencias políticas; últimamente, más de una. Tampoco era menester repasarse todas las letras, las buenas letras, de Joaquín para ratificarse en la excelente opinión que los trenes le merecen.

Hace ya una docena larga de años que declaraba a una revista de vida efímera, ‘A Todo Tren’:

“Me encantan los trenes. A mí me parecen el único modo de locomoción humano y romántico. En los trenes da tiempo a leer un libro, a escribir una canción; si conoces a una chica, da tiempo a bastantes cosas (...) Yo no conozco luna de miel mejor que la que pueda suceder en uno de esos coches-cama antiguos, con esos restaurantes que creo que ya no existen (...) Lo de los trenes me parece un elemento absolutamente lírico. Si no salen más en canciones mías es porque me corto, pero en casi todas hay trenes. En mi pueblo no había tren; estaba a 10 kilómetros de la estación de Linares-Baeza. Yo, de niño, siempre soñaba con escapar, y nunca en autobús: siempre en tren”.

¿Traduce esa ensoñación el primer verso de su canción ‘Cuando era más joven’(“...viajé en sucios trenes que iban hacia el Norte”)? “(...) Yo también huyo en trenes a medida”, escribe el cantor en su formidable antología de sonetos ‘Ciento volando de catorce’; que, como sabrán no pocos de ustedes, es el libro de poesía más vendido en España -¡donde se vende tan mal la poesía!- en los últimos años.

En este mismo libro, que apenas contiene un par de alusiones al tren, es donde exclama: “Escribo sólo por matar la tarde, / por no ponerme a deshacer maletas, / por no arrastrarme por las estaciones...”.



*** Linares-Baeza como telón

Cantautor y poeta, todo en uno, Joaquín Sabina removió Roma con Santiago hasta conseguir que el escenario con el que hizo su gira triunfal de 2000 evocara la estación muy querida de Linares-Baeza, tal se refleja en las fotos que hizo entonces Niko Chicote.

Como si aquel telón de fondo quisiera sugerirnos su otra canción, ‘Dirección Granada’ -ah, la Granada que Miguel Ríos otea desde el tren en su temprana balada ´Vuelvo...´- que arranca así:

“Hoy cruzó mi memoria otra vez / el gusano de seda de un tren, / tu falda al viento en el andén de una estación”

... y en su estribillo:

“...cuando, por la almohada, / pasa el fantasma del Expreso, / chucuchú chucuchú, / tu imagen en mis huesos / llevo tatuada, / Nuestra Señora del Expreso / dirección Granada”).

Benjamín Prado, prologuista de ‘Con buena letra’, refrenda nuestra convicción de que Joaquín Sabina merece un sitial en el Parnaso de la literatura inspirada en los caminos de hierro:

“ ...Sabina es un magnífico poeta, porque sus canciones, sin dejar de ser canciones, están llenas de poesía, de una poesía a menudo mucho más brillante y profunda que la que uno puede encontrar en una buena parte de los libros de poemas”.

Casi dos centenares de canciones integrantes de la fértil discografía de Sabina, más el añadido de algunas inéditas bajo el epígrafe ‘Punto y seguido’, son las que incluye ‘Con buena letra’. Pues precisamente en su cancionero casi total Con buena letra, Joaquín Sabina delata su pasión por el tren en un tema sí y en otro, también.

El autor, en su autopresentación ‘Curándome en salud’, confiesa esto:

“Así que un día me subí, sin billete de vuelta, al vagón de tercera de uno de aquellos sucios trenes que iban hacia el Norte, me apeé en la Estación de Atocha y aprendí que las malas compañías no son tan malas y que se puede crecer al revés de los adultos; y supe, al fin, a qué saben los aplausos y los besos y el alcohol y la resaca y el humo y la ceniza, y lo que queda después de los aplausos y los besos y el alcohol y el humo y la ceniza. Tal vez por eso mis canciones quieren ser un mapamundi del deseo, un inventario de la duda, siete crisantemos con espinas”.

Enseguida el lector -que quiere paladear, tarareando, estas letras- se adentra en el círculo del ferrocarril, y ya en la página 54 del deleitoso libro-álbum desciende al Metro de Madrid en ‘Caballo de cartón’ (“...Tirso de Molina, Sol, Gran Vía, Tribunal, / ¿dónde queda tu oficina para irte a buscar?”) .

Y un poco más adelante (pág. 58), uno lee en ‘Ring, ring, ring’: “Déjate de rollos, anda, reina, muévete, / sal corriendo si no quieres perder también ese tren”.

Tras la, digámoslo así, concesión a un medio de la ‘competencia’ como el automóvil en su archiconocida ‘Pisa el acelerador’, Sabina se vuelve a encarrilar en ‘Por el túnel’ (pág. 60), y tres más adelante con ‘Cuando era más joven’.

En ‘Balada de Tolito’ (pág. 68) véase:

 “Empieza la función, pongan atención, / el circo cabe en un asiento del vagón. / Empieza la función, pongan atención, / billete de segunda, próxima estación (...) Si quieres verlo, ven, busca en el andén, / Tolito siempre está bajando de algún tren. / Si quieres verlo, ven, busca en el andén, / Tolito siempre está subiendo al primer tren”.

*** Trenes para parar...

En los cambios autógrafos que él mismo introduce en la letra ‘canónica’ del tema ‘Medias negras’ (pág. 114) y donde dice “la vi en un paso de cebra...”, anota esta interpolación: “En Linares-Baeza... llevaba medias negras, / estaba como un tren de Cercanías...”.

Y en pág. 123 (´A la orilla de la chimenea´):

(...) y si quieres también,
puedo ser tu estación y tu tren,]
tu mal y tu bien,
tu pan y tu vino,
tu pecado, tu dios, tu asesino.

¿Y qué más no? En ‘Mujeres fatales’ (pág. 145), Joaquín Sabina -y/o viceversa- filosofa:

“Hay mujeres que arrastran maletas cargadas de lluvia, / hay mujeres que nunca reciben postales de amor, / hay mujeres que sueñan con trenes llenos de soldados, / hay mujeres que dicen que sí cuando dicen que no”.

En su gira triunfal alrededor de España, en el año 2000, una réplica de Linares-Baeza (la estación de su infancia y sueños de huída) ponía telón de fondo al escenario ‘Seis de la mañana’ (pág. 166): “...y la mecánica del rocanrol del despertador / llamando a cumplir la ley / y yo poniéndome el jersey / con ganas de perder el tren”.

Y sin pretender dar por agotado el inventario -misterios gloriosos del Tren- en la poética estimulada por el ferrocarril, mencionemos, entre otros, estos libretos: ‘Ahora qué’ (“...y, en la estación de las dudas, /muere un tren de Cercanías”), ‘La canción más hermosa del mundo’, ‘Peces de ciudad’, ‘Ay, Calixto’, etc. etc. y etc.

***Joaquín Sabina, ¡ferroviario de honor!.

Un día se apeó en Atocha y se quedó en Madrid

“...Cómo contarte / que al tren del desconsuelo, / si subes no es tan fácil bajar”...

De lo que se deduce que, en el concepto y la sensibilidad del autor e intérprete de sus propias letras -de tan alto voltaje para conectar con públicos de la más diversa extracción social-, el tren no es sólo un modo concreto, mecánico, de transporte, ese chisme que te lleva y te trae.

También es -he aquí en Sabina, de manera constante y reiterativa- un recurso metafórico vehículo de historias, de sentimientos y, sobre todo, de melancolías.

Esta experiencia personal, tan a menudo contaba por poetas y escritores que, originarios del Sur, suben a Madrid en busca de mejor -o nueva- vida la expresa muy bien Sabina en los versos de ‘Yo me bajo en Atocha’:

Con su hoguera de nieve, su verbena y su duelo,
su 18 de julio, su 14 de abril.
A mitad de camino entre el infierno y el cielo...
yo me bajo en Atocha, yo me quedo en Madrid


Y en Madrid se ha quedado, para cantarlo en todos sus colores, en sus aspectos más radiantes y en los más deprimentes. Apostando por los perdedores. Fanático del Atlético (no manque pierda, sino porque suele perder), Sabina ha compuesto el himno de su Club.




Espero que hayáis disfrutado de este viaje por ferrocarril, con este compañero infatigable que es Joaquín Sabina….  El tren llegó a su parada.  
CHU, CHU, CHU…
corre, corre, bájate… que chufa el tren…

Pero, espera, espera, ... antes de que dejes tu vagón, escucha el eco de un intereante mensaje  que me llega como complemento a este apartado, aportado por mi querido sobrino y sabinero Victor Alfaro... y que lo añado al recorrido de este viaje tan especial:... y dice así:

"... Querido tío, es uno de los textos más hermosos y trabajados sobre la obra de Joaquín. Y con un punto de vista ferroviario MUY ORIGINAL. Me ha gustado mucho y ha conseguido que escuchase el ruido del tren y respirase su humo ... Aunque me imagino,  como se indica en el texto, que no se pueden poner todas las citas ferroviarias de las canciones de Sabina, ... pero hay un par de ellas, que quiero aportar y que son muy importantes. Una de ellas es el estribillo de una de las canciones más famosas de Joaquín:


Estribillo de Y SIN EMBARGO
...
Porque una casa sin ti es una embajada
el pasillo de un tren de madrugada
Un laberinto sin luz, ni vino tinto
un velo de alquitrán en la mirada.

... La otra,  son unos versos muy curiosos de un jovencísimo Joaquín Sabina - aún sin la maestría a la hora de escribir, pero ya obsesionado con los trenes- :


LA MUCHACHA QUE VEÍA PASAR LOS TRENES

En aquel tiempo había en mi vida un llano
y un tren que fatigado lo surcaba
y una casa en el llano, y unos ojos
detrás de una ventana.

Cuántas veces has sido en mi memoria
signo que del olvido rescataba
ese pueblo perdido en el trayecto
de Úbeda a Granada.

Tú eras la hija del jefe de estación,
y yo era el forastero que pasaba,
que desde el tren mugriento te decía
adios con la mirada.

Tu pueblo más que pueblo era una aldea,
un puñado de casas encaladas
donde vivían apenas tres familias
con un televisor y algunas cabras.

Nadie bajaba nunca en ese pueblo,
cada día se fugaba un esperanza,
la vida para ti era ese largo
tren que nunca alcanzabas.

Con la ilusión poblada de paisajes,
un ondulante adiós en la mirada,
en cada mano una paloma triste,
salías a la ventana.

Allí donde la vista ya no llega
habría una ciudad que te aguardaba,
tendría que ser el mundo más hermoso
detrás de las montañas.

Pero los días pasaban y los años
y pasaban los trenes, y quedabas
en la aldea silenciosa, como un pájaro
con las alas mojadas.

Pasaron otros trenes por mi vida
cuyas vías no cruzaban por tu casa,
y no vi más tu rostro y tu pañuelo,
tus manos y tu falda.

Pero aún te recuerdo con cariño
muchacha que, asomada a la ventana,
mirabas triste al forastero
que nunca se apeaba.

Y me duelen tus pechos presentidos,
tu cintura que nadie rodeaba,
tu habitación ¡tan fría por las noches!
sin mi cuerpo en tu cama.

Por eso es para ti hoy mi canción,
recuerdo del muchacho que pasaba
en aquel tren que hacía el recorrido
de Úbeda a Granada.


@Joaquín.Sabina- Londres, Octubre 1974-Enero 1976


1 comentario:

Anónimo dijo...

he estado mirando el blog y me gusta mucho pues soy muy fan de sabina. Estruve bsucando por internet la canción de "La muchacha que veía pasar los trenes" peor no la encunatro por ninguna parte, sólo la letra. Además tampoco se a que disco pertenece. Si me pudieses ayudar te lo agradecería un montón.
Un saludo