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Tercetos encabronados (y III)





Qué antiguas las vanguardias de diseño,
fibra óptica y caspa, ¿a qué jugamos
más lejos cada vez del horizonte?

La duda es la razón, la sed mi dueño,
paso ligero, tronco, que nos vamos
antes de que Mahoma suba al monte.

¿Qué queda de la sarna y la anarquí,
los maquis, los Durrutis, las Dolores
que se jugaban todo y el pellejo?

Miré los muros de la patria mía,
ayer tan rojos, hoy tan sinsabores,
y me puse a llorar contra el espejo.

Las niñas sólo quieren ser famosas,
modelos, putas, qué más da, azafatas
de la ONG de ricos sin fronteras,

calientapollas, mantis religiosas,
Lolitas, Mesalinas, garrapatas,
mulatas que te roban la cartera.

Y yo, en un laberinto de secano,
convicto de humedades imposibles,
adicto al aquelarre del deseo,

viudo de una nube de verano,
perdido en una selva de imperdibles,
sin más fe que el derecho al pataleo.

Joaquín Sabina. Lima, junio de 2004
Publicado en Interviú



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@Tras las huellas de Sabina


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