Siguiendo el rastro de la sonrisa
de Monalisa
de bar en bar y a la cama
me hice una fama
de viejo verde
que vive a costa de lo que pierden,
la puta yonki, el cliente bobo,
el corderito diente de lobo
que nunca muerde.
Dicen que dicen que lo que escribo
no es de recibo,
que al parnasillo le ofende
lo bien que vende
ciento volando,
dicen que miento para ir tirando,
quieren que salga desnudo al ring,
para ponerle salsa con swing
al cómo y al cuándo.
Y vuelva al morbo de la aventura
si me empaché de literatura
para eruditos
y muerda el polvo por un acorde
sorbito a sorbo pisando el borde
cantando a gritos.
Virgen María, qué disparate,
ni en el olimpo ni en el tomate
queda un mal hueco,
se ven las noches al mediodía
desde la séptima galería
de Alcalá-Meco.
Jaula dorada, bendito exilio
reza un emilio,
si voy nunca cuando vengo
dicen que tengo
sangre de horchata,
con dos narices y una fumata,
tres cicatrices sin
blanquear,
seis meretrices para gozar
sin meter la pata.
Vienen contándome que la gente
quiere que cuente
las cuitas que ya no cuento
porque me siento
desencontrado.
Silba silbando el tren del pasado,
dicen que siga al pie del cañón,
quieren que saque mi corazón
al hiper mercado.
Y vuelva al morbo de la aventura
Etc
Joaquín Sabina. Libertad condicional, julio de 2005
Publicado en Interviú
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@Tras las huellas de Sabina
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