Desenreda la tarde las pisadas
a la vera del mar del mal menor,
sabiendo que la vida vale nada
y agosto es la coartada
lunática del sol.
Atrás quedan Madrid y Barcelona
castigadas de cara a la pared,
la Costa Brava si la bolsa sona,
si no, porca madonna,
piscina y San Miguel.
Lo dice un exiliado del otoño,
en Rota, que si a braza, que si al crawl,
viendo a Almudena deshacerse el moño
y a Luis gritar quién coño
me plagia el corazón.
Por no hablar de Benítez ni de Prado,
quiero decir Felipe y Benjamín,
González, Caballero ensimismado,
Mendicutti esposado
a su don bergantín.
Brindo por los amigos que me quieren
y me vacunan contra el ataúd,
por los cables cruzados que se hieren
por las olas que mueren
a la sombra de un blues.
Resumiendo, maldita sea la playa
que calcina el misterio de otra piel,
la suegra, los cuñados, la quincalla,
la siesta, la toalla,
las ganas de volver.
Joaquín Sabina. Almadraba, agosto de 2005
Publicado en Inter.
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@Tras las huellas de Sabina
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