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Mary Quant en pedazos


Para Nativel, ella sabe por qué.

Edgware Road a la brasa con titadine,
Mary Quant en pedazos, virgen de Atocha,
Scotland Yard flemático, cuando el cine
programa el happy ending de la uva pocha.

Ménage à trois del trío de las Azores,
swinging London, Macondo de Singapur,
no hay más eje del mal que los malhechores
que achicharran el metro y el fondo sur.

No seré yo quien nombre causa y defecto,
la sangre se desangra por la bandera,
los muertos de un futuro tan imperfecto
se mueren con la nómina en la cartera.

Jack el Destripador –vayamos por partes–
dijo, con malas artes del más acá,
el mato luego existo, Cristo y Descartes,
el victoriano Atila viudo de Alá.

Por consiguiente, guárdense las lecciones
para el Pozo del tío de Santa Eugenia,
los moribundos pasan de extremaunciones,
los asesinos mueren de telegenia.

Guerra de religiones, nube y subsuelo
de rabinos, de imanes, de Belcebú,
desde que el mundo es mundo muerde el anzuelo
del Corán, de la Biblia, del Popol Vuh.

¿Bromas? ni una, ¿ripios? los que se puedan,
criolla de tres culturas, verte y no verte,
luto hasta que las lágrimas que me quedan
desconsuelen las fátimas de la muerte.

Joaquín Sabina. Victoria Station, julio de 2005
Publicado en Interviú


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@Tras las huellas de Sabina


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