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...al compás de la canción protesta

Hay muchos, muchos cantautores que han grabado su huella en la historia de la canción protesta... y para recordar esos senderos, no he encontrado en la red, mejor análisis y referencias de esta "movida" que el artículo que os publico a continuación en este apartado del blog "tras las huellas de Sabina",  para dejar constancia y homenaje también a este grupo de personas que, junto a Joaquín Sabina,  no se quedaron escondidos detrás del baúl, ...sino que soltaron sin complejos sus versos al aire a través de un puñado de canciones ... sin asustarse de nadie y abriendo sus corazones a sus congéneres... protestando por situaciones encogidas y anquilosadas para propiciar mayor libertad dentro de "un nuevo y abierto cambio social".

Sabina todavía en este siglo XXI sigue siendo uno de los poetas urbanos que se mantienen en el candelero y que mueven a esos corazones en casi toda la juventud (de edad como mi sobrino Victor Alfaro -simpatizante sabinero-y de corazón como yo).

"... La represión del régimen franquista en España, que ya duraba dos décadas, provocó en los años 60 una nueva corriente musical: la canción protesta.

No es casual que este movimiento aparezca en esos años. Las décadas de los 40 y los 50 fueron años de dura represión fascista en el territorio español, y de grandes dificultades económicas en relación con otras potencias europeas y algunas extraeuropeas. En los años 60, apoyada por Estados Unidos, España empieza a despertar de su letargo (nos referimos al bloqueo económico impuesto por los vencedores de la II Guerra Mundial, como castigo por su apoyo al bando nazi). La economía externa mejora, y eso repercute en el nivel de vida de los españoles, lo que ocasionará una apertura de las universidades. Ya no son centros de cultura exclusivos de las clases altas. Cada vez más extractos sociales acceden a los estudios superiores, y también se empiezan a abrir a un público femenino.

Así surge un ambiente cultural y de bonanza económica, pero que ni de lejos satisface a los jóvenes, en los que empieza a surgir un deseo de liberación, una búsqueda del fin del yugo represor de la dictadura.

La primera representación clara de esta rebeldía aparece en el renacimiento de los nacionalismos, en especial el nacionalismo catalán, representado en un nuevo movimiento que sería los orígenes de la canción protesta: el denominado Nova cançó.

Podemos decir que surge con Al vent, la canción de Raimon que se convirtió en un himno de libertad gracias a letra y su ritmo pegadizo.

Este nuevo movimiento estaba influenciado por la canción de autor francesa (representada en Brel, Brassens, Jean Ferrat, Leo Ferré...), y por el folk americano que en ese momento se había centrado en dos objetivos principales: detener la guerra de Vietnam y luchar por los derechos humanos (ambos objetivos propuestos por otro movimiento originalmente americano: el movimiento hippie).

La Nova cançó, sin embargo, era un género nuevo, sobre todo dentro de los límites de España. Su objetivo principal fue llevar la libertad de expresión (muy escasa dentro del estado por aquel entonces) hasta sus límites, burlando a la censura. Lo hacían tanto con el contenido de sus letras, como al escribirlas en catalán. Además, como ya mencionábamos antes, solían utilizar una música pegadiza para que, en caso de ser prohibida, la gente pudiese tararearla. Siempre se interpretaba en teatros clandestinos y secretos, nunca con un gran público o en un gran escenario.

Otro ejemplo de la Nova cançó fue L'Estaca, una canción que emplea la metáfora de un poste carcomido y viejo para designar la dictadura fascista, y llamar al pueblo a rebelarse para "hacerlo caer".

La Nova cançó no tardó en extenderse y adaptarse a toda la geografía española, haciendo surgir nuevos movimientos como por ejemplo Nueva Canción Castellana y Canción del Pueblo, en Castilla. En Andalucía, grupos como Aguaviva o, sobre todo, Jarcha, trajeron canciones que se convirtieron en verdaderos himnos ejemplares de la transición, aunque eso sería más adelante. Solistas como Benito Lertxundi en el País Vasco, o grupos como Voces ceibes en Galicia se convirtieron en nuevas representaciones musicales de los nacionalismo, al cantar en su propia lengua.

Surgen también nuevos compositores originarios de distintas zonas de España, como Víctor Manuel, Ana Belén, Krahe, Cecilia, Aute o Sabina. Sus diferencias acabaron por convertirse en un ejemplo de la pluralidad del estado, nutrida ahora con múltiples influencias llegadas desde América del Sur con artistas como Mercedes Sosa, Quintín Cabrera, Daniel Viglietti, los cubanos Pablo Milanés y Silvio Rodríguez y los chilenos Violeta Parra y Víctor Jara.

Representante de esta entrada masiva de música hispanoamericana es la "gran obra" de Víctor Jara, reconocida en todo el mundo, Te recuerdo Amanda.

Al fin, a mediados de los años 70, el dictador muere y la libertad llega a España después de muchos pasos cautelosos de políticos y gobernantes. El proceso de transición de una dictadura fascista a una democracia será tomada como ejemplo en todo el mundo.

Aún a pesar de que, sobre todo en los primeros años, la represión policial se mantiene igual de severa, el clima de libertad trae la esperanza y la alegría a la población española. Serán tiempos convulsos, de explosiones rebeldes y represión en iguales cantidades.

El éxito de los cantautores se hace evidente. Algunos (por ejemplo, Joaquín Sabina) regresan del exilio. Otros continúan una labor ya iniciada, pero hay una novedad. Por fin, su obra ya no tiene que ser escondida. Salen a la luz y comienzan, no solo los conciertos públicos, si no también su clara participación en manifestaciones y huelgas (algo que ya se había dado antes de la muerte de Franco, por ejemplo en la huelga de actores, Ana Belén mostró su apoyo de forma clara).

El objetivo, no solo de los cantautores, es alcanzar un punto de acuerdo entre las distintas ideologías que convivían en el país.

Con esta idea no es difícil entender el éxito de canciones como Mi querida España de Cecilia.

Libertad sin ira del grupo andaluz Jarcha, del que ya hablamos anteriormente, es otro buen ejemplo de la búsqueda del punto de encuentro entre derecha e izquierda dentro de un sistema liberal en el contexto de España.
Otra canción característica de este periodo es la escrita por Víctor Manuel: España, camisa blanca, en la que, de nuevo vuelve a surgir la división de ideas en el estado, lo mismo que condujo, en el 36, a una guerra civil.

En los últimos años del régimen, los procesados de Burgos fueron fusilados "al filo de la madrugada". Un tiempo después, Aute escribía Al alba, una canción dedicada a este horror provocado por el franquismo cuando ya daba sus últimos coletazos.

Una gran labor que hay que agradecerle a los cantautores de esta época fue la recopilación y musicalización de los poemas de autores prohibidos por el régimen franquista.

Así, Serrat editó dos discos, uno con poemas de Antonio Machado y otro dedicado a Miguel Hernández. De ese primer disco cabe destacar Cantares, la primera canción que incluyó los versos más famosos del poeta castellano: "caminante, no hay camino/ se hace camino al andar".

Fueron muchos los poetas que encontraron su renacer en las canciones de los músicos de los 70. Pero no todos fueron castellanos. Los poemas de Rosalía de Castro son el ejemplo gallego de que los nacionalismos no habían, ni de lejos, desaparecido después de la Nova cançó. Amancio Prada, asturiano de la zona gallego-hablante, fue el encargado de llevar a cabo esta labor de recuperación. Además del clásico Adiós ríos, adiós fontes, Prada puso música a muchos de los poemas de esta autora. Uno de los más trágicos es Campanas de Bastabales.

Los años 80, una versión modernizada de los 20 americanos, son una explosión de libertad y locura llevada a extremos impensables. El golpe de estado de Tejero no logró romper el fino cordón de la democracia, que pronto se convierte en normalidad, conduciendo a la población hacia la desmovilización.

Igualmente, la canción protesta y los cantautores empiezan a sufrir un retroceso. Poco a poco la Movida Madrileña (y la Viguesa) convierten el gris Madrid de los tiempos de la dictadura en una explosión de color, sazonada con "sexo, drogas y rock'n'roll".

Dos canciones proclamarán a voz en grito el poderío de la capital, y los cambios en ella acontecidos.

La puerta de Alcalá, del grupo Suburbano, es un paisaje grotesco y feliz de una ciudad convulsa por su propia historia.

Pongamos que hablo de Madrid, es la segunda canción de la que hablábamos. Joaquín Sabina proclamaba, algunos años después, en su canción El rap del optimista que "solo llegaba" a ese retrato en claroscuro de la ciudad. Hay que mencionar que los versos "cuando la muerte venga a visitarme/ que me lleven al sur donde nací/ aquí no queda sitio para nadie..." fueron sustituidos posteriormente por "cuando la muerte venga a visitarme/ no me despiertes, déjame dormir./ Aquí he vivido, aquí quiero quedarme".

Como ya comentábamos antes, esta es la época de la locura y el desfase en España. La canción protesta deriva en la sátira, en la caricatura. El humor está presente en canciones como las del grupo La Mandrágora. Como ejemplos más concretos podemos mencionar Adivina, adivinanza, una burla esperpéntica de Franco, o Un burdo rumor, un guiño de crítica hacia la masculinidad.

Pero, por supuesto, el humor en la música no era exclusivo de los tres cantautores que tenían como escenario el café La Mandrágora. Otros muchos autores como Carlos Cano (La murga de los currelantes) o Martirio (La noche es guy y Separada sin paga) se atrevieron a buscar la risa con sus letras cómicas, dejando siempre entrever la denuncia social. Aute, del que ya hablamos anteriormente, no iba a ser diferente. En Autotango del cantautor se critica a sí mismo a todos los que, como él, musicaron unos años duros que, en los 80, ya eran pasado.

Los años 80 se acaban. Poco a poco, la gente se acostumbra a la libertad, se desmoviliza definitivamente y el género de los cantautores pierde adeptos. Sin embargo, continúan hablando de temas de actualidad en sus canciones, como es el caso de Serrat con Disculpe el señor, sobre la emigración; o, la que analizamos más adelante, Cruzar los brazos, de Víctor Manuel.

Muchos cantautores modernizarán su música en esta etapa, esperando captar así a un público más joven. La medida más destacada es la incorporación de instrumentos del rock, o más cercanos que la tradicional guitarra española. También se acoplarán con las estéticas del rock, ahora más de moda.

Pero, ya iniciados los años 90, el movimiento del cantautor resurge de la mano de artistas jóvenes, con un "look" completamente renovado. En esta tardía generación aparecen Pedro Guerra, Ismael Serrano, el dúo Amaral, Manu Chao... Con ellos regresa la canción protesta, adaptada a los nuevos ritmos, nuevos tiempos y nuevas inquietudes de la juventud. Será un recurso muy utilizado por estos "ave fénix" de la canción de autor el rememorar, desde la perspectiva del tiempo, hechos pasados. Es el caso de la canción de Ismael y Daniel Serrano: Papá cuéntame otra vez...

El dúo Amaral optó por tratar temas de actualidad. Su canción Rosa de la paz es una llamada al regreso a la naturaleza. En una escalofriante visión del futuro, Amaral consigue hacernos reflexionar sobre las consecuencias de nuestros actos.

También Pedro Guerra decidió emplear temas actuales, aunque sin olvidar el pasado. Es común encontrar en sus canciones alguna referencia a la guerra, a la dictadura... Pero en Extranjeros, emplea nuestra historia emigrante para exigir la aceptación de toda esa oleada de inmigrantes que emplearon y emplean España como puerta de Europa.

Igual que Raimon o Lluís Llac se inspiraron en cantautores franceses, o en músicos americanos, los nuevos cantautores toman el relevo incorporando las aportaciones musicales de una multitud de nuevos estilos (salsa, reggae, percusión africana...) y de algunos de los grandes de un tiempo más reciente, como Bob Marley, John Lenon... La canción Imagine, del Beatle asesinado frente a su casa, aunque bastante anterior a este movimiento del que hablamos, sí supuso una gran influencia para los músicos posteriores, de ahí que la analicemos.

...
Espero que la canción protesta no se anquilose de nuevo... y permanezca siempre en el horizonte. En este camino Joáquín Sabina, seguro que dejará su huella muy grabada con todos sus poemas y canciones. Para conocerlo un poco más,  podeis navegar por el resto de apartados de este blog, dedicado a perseguir y reconocer precisamente esas huellas que este cantautor de corazón inmenso, ha dejado para disfrute de todos, impulsado por su alma libertaria de un aparente canalla y pendenciero.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Muy bueno. Gracias!