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Joaquín Sabina / Vinagre y rosas – (2009)


Edición especial limitada: CD + un libro con encuadernación de lujo, 96 páginas que contienen dibujos y textos del puño y letra de Joaquín.

Cuatro años sin canciones de Joaquín Sabina son muchos años, pero el mutis termina con la publicación de Vinagre y rosas, un álbum en el que, como dice García Montero, “Joaquín se ha abierto más que nunca, y sin embargo es también más Joaquín que nunca”. Justa definición para uno de los grandes trabajos de un artista que lleva almacenando en el disco duro de nuestra memoria un buen puñado de canciones imborrables desde que apareció su primer disco, allá en 1978. Palabras como cuerpos, una de las canciones de aquel álbum de debut, empezaba: “Recuperar de nuevo los nombres de las cosas, llamarle pan al pan, vino llamarle al vino”.

Han pasado 31 años, ha publicado 18 discos de los que ha vendido más de nueve millones de ejemplares y en eso sigue Joaquín Sabina, cuidando y puliendo las palabras. Tiene el gen, y las 14 canciones Vinagre y rosas lo confirman por decimonovena vez. Firmando al alimón con Benjamín Prado las letras de diez de ellas, una con Luis García Montero y otra con Violeta Parra (1917-1967), Joaquín Sabina vuelve a apoderarse de nuestro corazón y convertirlo en estribillo, como escribe García Montero.


Hoy, con 60 años a cuestas (Viudita de Clicquot, una de las canciones deVinagre y rosas, da fe de ello), Joaquín Sabina sigue desnudándose en sus canciones escéptico y utópico, real y fantástico, nunca complaciente. Como siempre, mete el dedo en la llaga y jamás sale seco.

Las canciones de Joaquín son vida y tienen el callo que da la nostalgia, la decepción y la ilusión, mezcladas en proporciones diferentes en las canciones de un álbum inspirado, emocionante y despojado.

En Vinagre y rosas, el pan sigue siendo pan y el vino, vino.

Tiramisú De Limón( Con Pereza)
Viudita De Cliqout
Cristales De Bohemia
Parte Meteorológica
Ay! Carmela
Virgen De La Amargura
Agua Pasada
Vinagre Y Rosas
Embustera ( Con Pereza)
Nombres Impropios
Menos Dos Alas
Crisis
Blues Del Alambique
Violetas Para Violeta (Bonus Track)



Para completar este apartado es interesante, extensa y currada, la opinión que publico a continuación, sobre esta magnífica y espectacular obra, bien editada y a todo lujo:

"... La semana pasada salió a la venta el esperado disco de Sabina, su regreso personal tras cuatro años de sequía artística. Es cierto que en el 2007 realizó una gira inolvidable con Serrat en una serie de conciertos que yo por supuesto no me perdí y que creo que constituyeron un hecho histórico musical que será recordado durante mucho tiempo.

A esa gira acompañó la salida del disco “Dos pájaros de un tiro”, que era precisamente el nombre de la gira en sí, y es que ¡menudos dos pájaros!.


Pero para ser fieles a la verdad, aquello no era verdaderamente un disco de Sabina, o por lo menos no un disco nuevo. Era un recopilatorio con canciones de ambos artistas, reinterpretadas, incluso reinventadas con esa mezcla explosiva y genial que sale de sumar Sabina con Serrat. Pero el último disco de Sabina en sí había visto la luz en el año 2005, también tras una larga sequía profesional y personal, tras aquella “Nube Negra” a la que el maestro de Úbeda le dedicó una canción en ese disco llamado “Alivio de Luto”, como no podía ser de otra manera.

... me enteré de que el nuevo disco, “Vinagre y Rosas”, saldría en dos formatos: el normal y el especial que incluiría un libro. ...Para abrir boca, y ponerme más aún los dientes largos, escuchaba frecuentemente las canciones cercenadas que el País Digital nos permitió escuchar a los que necesitábamos escuchar las nuevas canciones del maestro más que comer. Y la verdad, es que la espera mereció la pena, porque ¡pedazo de disco! Ahora os lo cuento, aunque mucho mejor que lo escuchéis.

VINAGRE Y ROSAS. DOS EDICIONES.
Aviso a navegantes: Quien tenga la edición normal que me corrija si me equivoco.

.., trae esta obra un montón de dibujos hechos por el propio Sabina, así como reproducciones de las canciones tal como Sabina las anotó. Es un lujo no sólo para el oído, también para la vista. .. el contenido del disco es exactamente el mismo, por lo que si lo que queréis es únicamente el disco en sí, os vale con la edición normal. Ahora bien, si queréis tener un pequeño tesoro sabiniano en vuestras pertenencias, ver un facsímil de los dibujos y las canciones de Sabina tal como salieron de su imaginación (con correcciones y tachones incluidos), creo que merece la pena pagar esos 10€ de diferencia. ...


CONTENIDO DEL DISCO, REPASEMOS LAS CANCIONES…

Este disco teóricamente está compuesto por 13 canciones, no 12+1, ¡sino 13! Pero en realidad no son 13, son 14! No sé si debería revelar este dato, pero me temo que ya lo he hecho. Para mí fue una auténtica sorpresa encontrarme con que una vez finalizadas las trece primeras canciones, existía una pista decimo cuarta. Para mantener el misterio además, la canción no empezaba desde el principio de la pista, sino que debías esperar unos segundos hasta escuchar los primeros acordes. Un regalito más del maestro Sabina, una alegría más, sumada a las 13 alegrías juntas que incluía ese disco. Pero pasemos a diseccionar las canciones, una por una…

1. TIRAMISÚ DE LIMÓN.

Dicen que la primera canción de un disco tiene que impactar, en este caso además fue la elegida como primer single, por lo que cuando salió a la venta el disco, he de decir que yo ya me la sabía de memoria. En el vídeo se ve a Sabina acompañado por Pereza entonando esta canción tan pegadiza y con tanto ritmo, vestido de preso con rayas pintadas sobre lo que parece algo así como un pijama blanco, con cara triste a veces, otras alegre, por ya no ser ese preso. Como dice él mismo en la canción…

Pero esta noche estrena libertad un preso
desde que no eres mi juez,
tu vudú ya pincha en hueso,
tu saque se enredó en mi red…
Tiramisú de limón,
helado de aguardiente,
puritana de salón,
tanguita de serpiente…”

Se trata de una canción con ritmo, pegadiza, con una música envolvente, que empieza bajito, casi con miedo, como una triste confidencia “Hice un solo desafinado con las cenizas del amor…” y que poco a poco va ganando cuerpo, fuerza, hasta convertirse en un auténtico himno de adiós al desamor, hola a las nuevas vidas y los nuevos horizontes:

"Dónde crees que vas?,
¿qué te parece que soy?
Nomires atrás, que ya no estoy..."

Una canción pegadiza y muy rítmica, con mucho estilo y fuerza, llena de sensaciones, dispuesta a convertirse en todo un éxito.

2. VIUDITA DE CLICQUOT.

Esta canción la primera vez que la escuché me retrotrajo a los acordes de “A mis cuarenta y diez, cuarenta y nueve dicen que aparento…”, al fin y al cabo es algo así como un resumen vital en el que Sabina va pasando lista a sus años y sus décadas:



“A los quince los cuerdos de atar me cortaron las alas,
a los veinte me escapé por balas del pie del altar,
a los treinta fui de armas tomar sin chaleco antibalas,
Londres fue Montparnasse sin gabachos, Atocha sin mar…
A los cuarenta y diez naufragué en un Plus Ultra sin faros,
mi caballo volvió solo a casa, ¿qué fue de John Wayne?
Me pasé de la raya con tal de pasar por el aro,
con sesenta ¿qué importa la talla de mis Calvin Klein?...”

Posee ese ritmo lánguido, esa poesía musical única que nadie como Sabina sabe desgranar. Pero el gran maestro de Úbeda sabe siempre superarse a sí mismo y cuando ya crees que ésta es una canción melancólica, un balance vital con sordina, te sorprende con un estribillo pegadizo y que es capaz de ponernos a todos firmes, de sorprendernos vital y musicalmente una vez más:

“Allons enfants de la patrie,
maldito mayo de París,
vendí en Potobello los clavos de mi cruz,
brindé con el diablo a su salud”.

Para terminar la canción con un verso que está a medio camino entre un guiño y una auténtica declaración de intenciones:

“Mi manera de comprometerme fue darme a la fuga…”

3. CRISTALES DE BOHEMIA.

Lo que a mí me quedaba por ver, o en este caso por escuchar, que Sabina le hiciese una canción a Praga, una de las ciudades que más he tenido ganas de conocer y que por fin cumplí mi sueño de pasear por sus calles hace seis o siete semanas. Y además, ¡menuda canción que le has hecho Joaquín!, escucharla es emocionarse, regresar a las calles adoquinadas de Malastrana, perder la vista sobre el recuerdo de las aguas del Moldava, sentir el punzante dolor que destila el Barrio Judío, o simplemente repostar energías y soledades en la plaza Wenceslao.

Vine a Praga a romper esta canción
por motivos que no voy a explicarte,
a orillas del Moldava
las olas me empujaban
a dejarte por darte la razón.
En el puente de Carlos aprendí
a rimar cicatriz con epidemia,
perdiendo los modales:
si hay que pisar cristales
que sean de Bohemia, corazón…

Creo que para mí ésta es la mejor canción del disco, o al menos la más bonita de todas. Tiene una música íntima, sentimental, maravillosa… con la voz quebrada de Sabina, casi en un susurro, desgrana sus recuerdos de esta bellísima ciudad, y también los míos propios. Una pena no haberla escuchado antes y entonarla en cualquier rincón de Malastrana, como un himno, como una auténtica declaración de amor a esta bellísima ciudad…

“Ay, Praga, Praga, Praga…
donde el amor naufraga
en un acordeón.
Ay, Praga, Darling Praga…
los condenados pagan
cara su redención.
Ay, Praga, Praga, Praga…
dos dedos en la llaga
y un santo en el desván.
Ay, Praga, Darling Praga…
la luna es una daga
manchada de alquitrán. “

4. PARTE METEOROLÓGICO.

Esta canción muestra al Sabina más burlón, al Joaquín más truhán, en una canción movidita, con ritmo, que en seguida te dan ganas de tararear… Me imagino a Sabina sacando la lengua y diciéndole a cualquiera de sus conquistas:

“A, E, I, O, U,
a mi boda fueron todas menos tú,
DO, RE, MI, FA, SOL, LA SI,
marejada ni contigo ni sin ti. “

Me parece una canción que da su parte de contrapunto al disco, una mueca burlona, un guiño a la historia amorosa y personal de uno mismo, a la historia de los propios desamores. Y es que siempre he pensado que Sabina le canta bien al amor, pero sobre todo a lo que le canta bien es al desamor. Y además muchas veces lo hace con melancolía, pero otras tantas con desparpajo, y eso es precisamente lo que hace en esta canción, que entre una música burlona, deja caer como quien no quiere la cosa, perlas de poesía triste y honda como:

“Lo malo es que después de la gota fría
se instala entre mis huesos y los tuyos,
corrige mi alegría
la noche de aquel día
que me condena al páramo y al trullo.
Caerá un rayo en mi torre de Babel,
arrasarán las plagas y la hambruna,
vendrán lunas de hiel,
a devastar mi piel
si el desamor no encuentra su vacuna. “

5. AY, CARMELA!

Sabina le debía esta canción a su hija mayor desde hace muchíiiiiiiisimo tiempo.

De hecho, la canción que le dedicó a su hija pequeña “Ay, Rocío!” salió en el disco “Alivio de Luto”, es decir hace cuatro años.

Difícil lo tenía Joaquín, porque las comparaciones son odiosas, y más entre hijas. La canción dedicada a Rocío era una auténtica obra de arte con muchos guiños sabinianos, y la que le dedicase a Carmela no podía ser ni menos ni más.

“Ay, Carmela!
me duelen tus ojos
sembrando rastrojos
canela en la nieve.
Como dos carabelas
tan pintas, tan niñas, tan leves.
Minifalda
con bici a la espalda
y nariz indiscreta
poco más que decir.
Urge sobrevivir,
te mereces un novio poeta. “

Sí, un novio poeta, porque un padre poeta ya lo tienes, Carmela. Un padre que te ha dedicado una canción bellísima, llena de sensibilidad, la mejor del disco junto a la que le ha dedicado a Praga, porque aunque seáis muy distintas, las dos, Praga y tú, sois dos de sus grandes amores, tú más que Praga, claro está. Una canción melodiosa, llena de sensibilidad, que parece que acuna las nostalgias y los recuerdos, con los coros de Olga Román que nos devuelven a ese Sabina de hace tiempo. Y por si te quedaba alguna duda del amor de un padre, del amor de tu padre, queda bien claro en la última estrofa, que la canta y la desgrana con absoluta melancolía y una súplica en cada nota:

“Y no sé de qué modo
dejar de adorarte sin duelo
entre nunca y quién sabe.
Cuando quemes tus naves
no me pierdas las llaves del cielo…”

6. VIRGEN DE LA AMARGURA.

Quizá fuese ese deje melancólico de la última estrofa de ¡Ay Carmela!, quizá esa última nota sostenida en el aire…

Pero para romper con lo anterior, para crear impacto, llega justo después “Virgen de la Amargura”, una canción que si la escuchas con atención te sorprenderá y mucho.

La música de esta canción es buena, pero lo verdaderamente interesante es el texto, los quiebros y requiebros, los guiños de un truhán:

“Rompiendo mi promesa
de no volver a verte ni en pintura,
me he sentado a tu mesa,
Virgen de la Amargura,
a jugarme a los dados nuestra suerte,
a absolverte de todos mis pecados (…)
Virgen de la Amargura,
devuélveme la vida,
sin ti todo es usura
y noches perdidas,
facturas,
calenturas,
heridas sin sutura,
caídas,
conjeturas,
sacudidas,
cerraduras,
despedidas de locura y callejón.
El rey murió en el campo de batalla,
la reina se ha pasado al enemigo,
yo no me cuelgo más que la medalla
de no saber contar menos contigo… “

7. AGUA PASADA.

Hay muchas historias en nuestra vida que son agua pasada, pero que en algún momento fueron muy presentes. Aunque hayan pasado, son importantes porque formaron parte de nosotros mismos, de lo que hoy somos. A veces admitir que esas historias ya no existen, que son agua pasada, que no podemos recuperarlas, se hace demasiado difícil. Por eso evocarlas requiebra la voz y no se puede evitar ese deje de amargura, de soledad, de nostalgia… Ésos son los ingrediente de esta canción tan preciosa como dolorosa, una de las mejores del disco por lo menos para mí:

“Lo peor del amor cuando termina
son las habitaciones ventiladas,
el solo de pijama con sordina,
la adrenalina en camas separadas. (…)
Las canciones de amor que no quisiste
andan rodando ya por las aceras,
las tocan las orquestas de los tristes
pa que baile don nadie con cualquiera. (…)
Remendar las virtudes veniales,
condenar a galera los archivos
cuando al punto final de los finales
no le siguen dos puntos suspensivos.
Peor es no querer saber quién eres,
agua pasada, tierra quemada,
que dé igual esperarte o que me esperes,
que no seas tú entre todas las mujeres,
que la cuenta esté saldada. “

Huella indeleble es la que deja en el alma el recuerdo de esta canción, porque todos de una u otra manera tenemos aguas pasadas…

8. VINAGRE Y ROSAS.

Como podéis ver, es la canción que da nombre al disco, y... probablemente sea una gran canción si la comparamos con casi cualquier otro artista. ...Habla del mundo circense, también con ciertos guiños. Especialmente bonito es aquel verso en el que Sabina hace un guiño a sí mismo:

“Cuando el flautista de Hamelín
sacó un ratón de su bombín…”

... “Autobiografía bajo un bombín”, éste es uno de los símbolos que más identifican a Sabina.

9. EMBUSTERA.

Otra canción de ritmo movidillo, incluso trepidante, con una melodía pegadiza y un estribillo que aún lo es mucho más. Invita al movimiento, a la alegría, a tirar p’alante, a pesar de que lo que cuenta no es precisamente muy bonito. Pero a veces cuando te mienten, aprendes para la siguiente, y la mentira en el amor y en la guerra, quizá hasta sea válida, al menos en algunos tipos de amores pasajeros. Mejor es tomárselo con filosofía y buen humor negro, como el propio Sabina hace entre las estrofas de esta canción:

“Siempre voy a tenerte que agradecer
que hayas sido conmigo tan embustera
y me hayas enseñado lo que es querer:
bailar mientras rodamos por la escalera. (…)
Contigo he comprendido que la humedad
es algo que se seca y se olvida.
Gracias a ti he sabido que la verdad
es sólo un cabo suelto de la mentira.
Pero sé que quererte
no era quedarse sin nada
la muerte es sólo la suerte
con una letra cambiada. “

10. NOMBRES IMPROPIOS.

Otra canción de desamor, con un toque de alma de jazz en las esquinas de alguna de sus notas. Mujeres que pasaron por su vida, algunas Osadías, otras Herejías, Ironías, Utopías… Aunque no tenga mucho que ver, se me hace imposible no asociarla con otros nombres impropios asociados a mujeres, con otra canción que irremediablemente recuerda a un blues… ¿adivináis?, ¿o simplemente recordáis aquellos versos….? “Ésta es la canción de las noches perdidas que se canta al filo de la madrugada, con el aguardiente de las despedidas… Y tiene nombre de mujer, como la soledad como el consuelo….” O como la nieve, la libertad y tantas otras…

Hay noches que tienen nombre de mujer, hay mujeres que tienen nombres impropios, nombres de circunstancias, nombres de desengaños, de mentiras, de alegrías, de blasfemias, de nostalgias…

“Ya ves
llegar a fin de mes
no era firmar un parte de sucesos,
se trataba más bien de envejecer
huérfano de sus besos,
con fantasmas que aprenden a crecer,
abrazos que se mueren por volver.
Se llamaba Utopía,
me gusta imaginar
que me engañó cuando se despedía.”


11. MENOS DOS ALAS.

Joaquín, eso no se hace, y se lo dices igualmente a tu amigo Luis (García Montero), quien por cierto, te ha hecho un prólogo de disco soberbio, como suele ser habitual en él. No dudo de que ambos quisisteis mucho a Ángel (González), poeta y además asturiano y carbayón como yo. Pero es que eso no se hace, media vida con él y le dedicáis dos joyas después de muerto: tu canción que nunca podrá escuchar, el libro de Luis (“Mañana no será lo que Dios quiera”) que nunca podrá leer. Cuando escribí sobre ese libro, ya dije que la figura de Ángel González formaba parte de los escenarios de mi infancia, porque en Oviedo era muy conocido. Disfruté muchísimo con el libro, se me cayeron las lágrimas en algunas de sus páginas, y pensé que era una pena que Angel no lo hubiese leído, que los homenajes post mortem deberían estar prohibidos. Cuando escuché esta canción, creí que se me atenazaba la garganta, que por unos instantes me quedaba sin respiración, porque tú habías cometido la misma herejía. Otra obra maestra poética y musical que Angel no llegaría a contemplar nunca, que jamás podría escuchar. Porque rojo, zascandil, carbayón e incrédulo como yo, no creo que él esté en ningún más allá, la gente se muere y se acaba, lo que nos queda es su recuerdo.

“González era un ángel menos dos alas,
González era un santo por lo civil,
un dandy con un ojo a la funerala,
tan rojo, tan Oviedo y tan zascandil.
Hilaba en los garitos de mala nota
boleros de Machín con Juanín de Mieres,
apurando los whiskys en los que flotan
las lunas de las golfas y los crupieres. (…)
Verde por la vergüenza que no tenía
hasta ayudó a Caronte a quemar sus naves,
decía que morirse no era tan grave
y agonizó en voz baja por cortesía.”

Creo que a él le habría gustado escuchar esta canción, a mí también me gustaría escuchar algo así si alguien llegara a escribir tanta belleza para mí. Es una faena que no pueda hacerlo, una tristeza que su voz se haya apagado, un homenaje y una canción preciosos, un nudo en la garganta cada vez que escuchas “un santo por lo civil, tan rojo, tan Oviedo…” Deberías haberla escrito antes, él se merecía escucharla.

12. CRISIS.

¿Y qué tal una canción dedicada a la que es probablemente la palabra más actual del momento? Con un deje socarrón y un texto mordaz, una música altanera y divertida, pegadiza, rapidilla, para pensar en otra cosa que no sea la tan mencionada crisis. Sabina escupe algunas perlas como las siguientes:

“Crisis de valores,
funeral sin flores,
dólares de calcetín,
Y la gorda soñando que le aborda el crucero
un fiero somalí,
A ritmo de cangrejo avanza el porvenir
Mirándose al espejo de esta España cañí.
Crisis en la luna,
la diosa Fortuna
debe un año de alquiler…”

13. BLUES DEL ALAMBIQUE. Y si “Nombres Impropios” recordaba al blues de “La canción de las noches perdidas”, aquí Sabina nos regala una joya vestida de blues, con nombre y alma de blues, cuyas notas se extienden por el ambiente… Una canción llena de verdades como puños, que poco a poco va bajando, notas que se precipitan cuesta abajo hacia el mar, como las lágrimas escondidas, como las eternas melancolías… ¿No es acaso el blues la tristeza hecha canción?

“Me busqué, te perdí,
derrapé, malviví,
todo es tan extraño.
Conspiré contra el sol,
enviudé de farol,
cómo pasan los años…
Fui cuesta abajo
sabiendo que llorar
era un atajo hacia el mar…”

14. VIOLETAS PARA VIOLETA.

Esta canción es un regalo inesperado, de hecho en el disco no te avisan de que existe, por lo que cuando la escuchas te parece que te han traído un regalo extra los Reyes. Escrito mano a mano con Violeta Parra, lleva precisamente por título un regalo hacia ella, en un bonito juego de palabras: violetas para Violeta. De hecho es un versión de “La Carta” de Violeta Parra, un texto que podríamos incluir sin confundirnos demasiado en el género de canción-protesta pero con un toque Sabiniano:

“Los pobres no somos ricos
ni el cobre es más que la greda.
La libertad cierra el pico
desde que hay toque de queda.
Pregúntale a los milicos
qué hicieron en La Moneda…”

MI EXPERIENCIA.

Un sabiniano de pro siempre tiene fe en que el nuevo disco de Sabina será fantástico, como nos tiene acostumbrados. Pero en mi caso, teniendo en cuenta que mi cuestión de fe suele flojear con una cierta frecuencia, siempre me queda el miedo de que algún día llegue la excepción que confirme la regla y el disco de Sabina no me llene tanto. He de reconocer que tengo verdadero pavor a ese momento, porque no quiero desencantarme de Sabina, el responsable de la banda sonora de muchas de las escenas de mi propia vida. Pues bien, en este disco ese momento tampoco ha llegado, no solamente no me he desencantado, sino que me he vuelto a encantar con este disco casi casi redondo (de hecho, quitando la canción que lleva el título del disco, creo que todas las demás son excepcionales). Para mí hay tres joyas sabinianas de primera categoría en él: “Cristales de Bohemia”, “Ay, Carmela!” y “Agua pasada”. Son tres canciones magníficas, de un disco de 14 que tiene otras 10 realmente buenas y 1 que digamos que es normal (si la comparamos con Sabina, no con otros autores). Por lo tanto, el disco sin lugar a dudas merece un sobresaliente o una matrícula de honor”.

Me he emocionado con él, especialmente con “Menos dos alas”, porque además refleja una parte tan mía, pues yo también soy tan roja, tan Oviedo y tan zascandil, no soy santa pero sí siempre por lo civil, me encanta Juan de Mairena y todo lo que huela a Machado, hace tiempo que he perdido la vergüenza y me encantaría ayudar a Caronte a quemar todas las naves que haga falta.

Con “Cristales de Bohemia” he evocado los vaivenes del Moldava, las calles adoquinadas ascendentes de Malastrana, todas las sensaciones que destila esta bella ciudad. Y sí, con toda la razón, si hay que pisar cristales, que sean cristales de Bohemia.

Me parece un disco realmente magnífico, con muchos y muy buenos temas, con estilos diferentes, verdadera poesía como sólo Sabina sabe hacer, requiebros, nostalgias, ganas de seguir hacia adelante, guiños al pasado y sentirse muy vivo. Un disco para los sabinianos y los que no lo son, porque es uno de estos discos que merece la pena tener en casa y escucharlo en cualquier momento. La edición especial, al menos para mí merece la pena, parece que te acerca más al proceso que ha hecho posible escuchar hoy estas canciones.

No sólo los dibujos de Joaquín, que me han sorprendido porque me parecen realmente buenos, sino también las letras, la reproducción de los trabajos sobre la poesía, las modificaciones, las tachaduras, las anotaciones al margen… Por 10€ de diferencia yo no lo dudé, la edición especial no es sólo una pequeña joyita, es un auténtico tesoro. Y yo estoy contentísima de poder disfrutar de él J. Por lo tanto, no me queda otra cosa más que recomendaros que salgáis corriendo a comprar este disco, sé que lo disfrutaréis.


SI HAY QUE PISAR CRISTALES, QUE SEAN DE BOHEMIA, CORAZÓN…
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@Tras las huellas de Sabina







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